Arturo Zazo (a la derecha) y yo (a la izquierda) a la entrada del saloncito de la BAE |
Panorámica de la BAE desde el Hespérides |
El domingo 30 de noviembre de 2014 a las 8 de la mañana de aquí (12 de la mañana en España) llegamos a la Base Antártica Española (BAE) Juan Carlos I a bordo del buque de la Armada Hespérides, después de una travesía “tranquila”. Con suerte para nosotros y difícil de ver en estas latitudes, el día se presentó despejado y sin viento para realizar la maniobra de desembarco (de hecho, es mi séptima campaña y no había vivido un día como éste). Tal y como exige el protocolo, cada uno de los componentes de la expedición que desembarcamos en la BAE (14 técnicos, 5 científicos y 3 periodistas) debe equiparse con el traje de supervivencia ”teletabi” (como se conoce aquí). Si alguien de nosotros permaneciese por espacio de unos minutos sin él en estas aguas, sufriría la muerte por hipotermia.
El desembarco se produce en zodiac y los primeros en llegar a la playa son los técnicos encargados de hacer funcionar los generadores eléctricos de la base. Lo primero es abrirse paso entre la nieve, que este año alcanza los dos metros de espesor en muchas zonas. El verdadero problema no es la nieve; es el hielo que se acumula en muchas de las puertas que dan acceso a las distintas estancias y que literalmente hay que picar usando todo tipo de herramientas. Las palas, picos, ganzúas, etc… que se van a usar se dejan amarradas el año anterior, en la parte alta de los edificios, para que se puedan usar al momento.
Iglú número 3 en el que Arturo y yo, junto con otros dos científicos, vivimos aquí |
Antes de que nos demos cuenta los motores están funcionando y la BAE empieza a cobrar vida. Desde el barco comienzan las maniobras para desembarcar todo el material científico, combustible y los víveres que están a bordo. Esta operación se prolonga por un espacio de 6 horas con constantes barqueos por zodiac, ayudados por un vehículo pesado (Manitou) que hemos conseguido sacar ya del hielo y la nieve.
Los primeros técnicos de la BAE durante el desembarco en zodiac |
La primera comida que realizamos en la BAE es a base de bocadillos, caldo caliente y café que envían desde el barco. No hay nada que apetezca más en este lugar que un buen vaso o taza de algo caliente para recuperar las fuerzas, después del duro trabajo. Las tareas de la tarde se centran en la limpieza de la cocina, los iglús donde vamos a dormir, el laboratorio científico y el saloncito. Aunque en las fotos aparecen un montón de edificios enormes de color rojo, se trata de la base nueva que todavía no está terminada y de la que no podemos hacer uso.
Abriendo uno de los refugios de montaña |
Arturo junto con otros dos científicos y la médico tomando un caldito enfrente de la cocina |
El martes día 2 es el primer día que subimos a los glaciares para ver el estado en el que se encuentran los refugios de montaña. Desde estas refugios coordinamos todos los trabajos científicos que realizamos en los glaciares: medida de la red de estacas, realización de catas de nieve, trabajos con georradar y levantamientos usando el TRIMBLE UX5 de Geotronics. Uno de los refugios se encuentra totalmente enterrado en la nieve (el grande) y el otro requiere de una mañana de trabajo para poder abrirlo y dejarlo operativo. En paralelo los técnicos de la base realizan la instalación de los repetidores de comunicaciones en el Monte Sofía.
Mañana día 4, esperamos empezar a realizar nuestra Ciencia en la Antártida… Saludos de Arturo y míos desde la BAE Juan Carlos I.