miércoles, 3 de diciembre de 2014

Arturo y yo ya estamos en la Base Antártica Española Juan Carlos I

Arturo Zazo (a la derecha) y yo (a la izquierda) a la
entrada del saloncito de la BAE
Panorámica de la BAE desde el Hespérides

El domingo 30 de noviembre de 2014 a las 8 de la mañana de aquí (12 de la mañana en España) llegamos a la Base Antártica Española (BAE) Juan Carlos I a bordo del buque de la Armada Hespérides, después de una travesía “tranquila”. Con suerte para nosotros y difícil de ver en estas latitudes, el día se presentó despejado y sin viento para realizar la maniobra de desembarco (de hecho, es mi séptima campaña y no había vivido un día como éste). Tal y como exige el protocolo, cada uno de los componentes de la expedición que desembarcamos en la BAE (14 técnicos, 5 científicos y 3 periodistas) debe equiparse con el traje de supervivencia ”teletabi” (como se conoce aquí). Si alguien de nosotros permaneciese por espacio de unos minutos sin él en estas aguas, sufriría la muerte por hipotermia.

El desembarco se produce en zodiac y los primeros en llegar a la playa son los técnicos encargados de hacer funcionar los generadores eléctricos de la base. Lo primero es abrirse paso entre la nieve, que este año alcanza los dos metros de espesor en muchas zonas. El verdadero problema no es la nieve; es el hielo que se acumula en muchas de las puertas que dan acceso a las distintas estancias y que literalmente hay que picar usando todo tipo de herramientas. Las palas, picos, ganzúas, etc… que se van a usar se dejan amarradas el año anterior, en la parte alta de los edificios, para que se puedan usar al momento.

Iglú número 3 en el que Arturo y yo, junto con
otros dos científicos, vivimos aquí
Una vez que la primera parte de la expedición está en tierra, comienza el desembarco de los científicos que en estos primeros días se ponen al servicio del Jefe de Base para ayudar en las tareas de apertura. A Arturo y a mí nos toca echar una mano en la zona de acceso a las motos de nieve y posteriormente en la zona del comedor. En paralelo, un equipo trata de encontrar algo de agua debajo de la nieve en una zona próxima. Aunque estamos en el lugar del mundo con más reservas de agua dulce, no siempre es fácil disponer de ella.

Antes de que nos demos cuenta los motores están funcionando y la BAE empieza a cobrar vida. Desde el barco comienzan las maniobras para desembarcar todo el material científico, combustible y los víveres que están a bordo. Esta operación se prolonga por un espacio de 6 horas con constantes barqueos por zodiac, ayudados por un vehículo pesado (Manitou) que hemos conseguido sacar ya del hielo y la nieve.
Los primeros técnicos de la BAE durante el
desembarco en zodiac

La primera comida que realizamos en la BAE es a base de bocadillos, caldo caliente y café que envían desde el barco. No hay nada que apetezca más en este lugar que un buen vaso o taza de algo caliente para recuperar las fuerzas, después del duro trabajo. Las tareas de la tarde se centran en la limpieza de la cocina, los iglús donde vamos a dormir, el laboratorio científico y el saloncito. Aunque en las fotos aparecen un montón de edificios enormes de color rojo, se trata de la base nueva que todavía no está terminada y de la que no podemos hacer uso.

Abriendo uno de los refugios de montaña
Arturo junto con otros dos científicos y la médico
tomando un caldito enfrente de la cocina
Una vez comprobado que los recursos mínimos de la BAE se encuentran funcionando y una vez descargado todo el material en la playa, el Hespérides zarpa a su siguiente destino que es la BAE Gabriel de Castilla situada en la isla Decepción y a menos de 30 millas de nuestra base. Durante el lunes día 1, martes día 2 y hasta el instante en que os escribo estas líneas, se realizan el resto de tareas que permiten tener la BAE en pleno funcionamiento y lista para empezar. En nuestro caso nos dedicamos a revisar el material que nos ha llegado y a realizar las tareas que nos permiten tener todo preparado para realizar nuestros trabajos científicos.

El martes día 2 es el primer día que subimos a los glaciares para ver el estado en el que se encuentran los refugios de montaña. Desde estas refugios coordinamos todos los trabajos científicos que realizamos en los glaciares: medida de la red de estacas, realización de catas de nieve, trabajos con georradar y levantamientos usando el TRIMBLE UX5 de Geotronics. Uno de los refugios se encuentra totalmente enterrado en la nieve (el grande) y el otro requiere de una mañana de trabajo para poder abrirlo y dejarlo operativo. En paralelo los técnicos de la base realizan la instalación de los repetidores de comunicaciones en el Monte Sofía.

Mañana día 4, esperamos empezar a realizar nuestra Ciencia en la Antártida… Saludos de Arturo y míos desde la BAE Juan Carlos I.